Un corredor de bolsa en la quiebra escucha el deseo íntimo de su corazón y le cuenta a un amigo de su conversión espiritual Publicado porÁlvaro Sialer Cuevas13 diciembre, 201410 marzo, 2016Publicado en RelatosEtiquetas:Dios, espiritualidad, ficción, palíndromo —¡Ay, ida la bolsa! Mas oí: «Deseo ese Dios». —¿Ámaslo, baladí? —Ya. Que se sepaImprimirMásTwitterFacebookTumblrPinterestCorreo electrónicoMe gusta esto:Me gusta Cargando... Relacionado